martes, 17 de febrero de 2015

Lecturas e historias inconexas sobre EL TIEMPO

Paradojas de la vida, escribí esta entrada que trata sobre "el tiempo" (así, en general) hace ya un tiempo y no la publiqué hasta hoy por no encontrar, precisamente eso, tiempo (o mejor dicho, el momento) para terminar de editarla y juntar una serie de historias personales aparentemente inconexas... Ahí va:

El jueves pasado (15/01/2015), a eso de las siete y media de la tarde apagué Internet de mi teléfono móvil y no volví a conectarlo hasta el domingo, aproximadamente a la misma hora. Entre medias dos aviones y 3 noches de paz disfrutando la ciudad de Berlín. Hoy, de nuevo "enchufado" a la Red, leo un interesante artículo acerca, precisamente, de esa sensación agobiante que es estar "perpetuamente conectado".

Aún me acuerdo cuando me resistía a tener Whatsapp en el teléfono. Ahora tengo, además, Twitter, Facebook, Linkedin y doy gracias de que Instagram no haya podido conmigo todavía (y espero que por nunca jamás). Un amigo mío ha decidido volver a esos Nokia que una vez todos tuvimos. También se ha borrado su cuenta de Facebook y solo utiliza las redes sociales para su negocio. Dice que se siente mejor y es más productivo. No lo dudo, y puedo dar fe de esa misma tranquilidad cada vez que desconecto literalmente de toda interacción tecnológica, normalmente en mis ocasionales viajes al extranjero. Parece mentira que después de un año "estudiando" e "investigando" sobre redes sociales y marketing online les haya cogido como cierta manía. A veces tienes la sensación de que son solo una pérdida de tiempo... Quizás la solución, no tan radical como la de mi amigo, esté en ser capaces de auto-controlar el uso que hacemos de estas herramientas. Al fin y al cabo forman parte de un progreso que se supone debería hacernos las cosas más fáciles y a nosotros más ¿felices?

Pero, ¿hasta qué punto tenemos control sobre esta tecnología? Sobre esta cuestión y los efectos que Internet provoca en nuestro cerebro trata una de mis últimas lecturas que tuve el placer de hurtar de entre los libros de mi padre las pasadas navidades.


Superficiales: ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes? (Nicolas Carr)

"Al final, acabamos fingiendo que la tecnología en sí misma no tiene mayor importancia. Nos decimos que lo que importa es cómo la utilizamos. La presunción, reconfortante en su arrogancia, es que controlamos".


¿Y qué tiene que ver todo esto con el tiempo? En el libro se hace mención al cambio que supuso el reloj en nuestra evolución. Al igual que Internet ahora, el reloj cambió en su momento la forma en que pensamos. "Desde el momento en que el reloj recuerda permanentemente a su propietario el tiempo utilizado, el tiempo pasado, el tiempo malgastado o perdido se vuelve un acicate clave para la realización personal y la productividad (...) un estímulo para el individualismo, aspecto sobresaliente de la civilización occidental".


Supongo que por eso tengo tres relojes. Cada uno tiene su historia, que resumida, es la siguiente: 
El de más a la derecha, más formal, lo llevo al trabajo. Es el último que compré y lo hice con mi primer sueldo de "contratado" en 2014. El del centro, más informal (por decir algo) lo llevo cuando no estoy en el trabajo, Solo señala la hora entre las tres y las seis, las demás las asumes por la posición de las agujas, pero no hay un número que las precise. Este me lo compré con mi primer sueldo de mis primeras prácticas en 2012. El de la izquierda, el tercero y último, fue el primero que compré en Madrid. Lo hice la primera vez que fui a El Rastro en 2010 y pagué por él 8 euros pensando que era un Casio. Luego me enteré que era un "casi-Casio". Ya no funciona. Me lo pongo igualmente, cuando no quiero saber la hora, porque no me gusta salir sin reloj en la muñeca.



                                                               Blu Street Art @ Berlin


Después de esta pausa para la autobiografía, retomo el tema central de la entrada (el tiempo) con una de las lecturas más interesantes que he disfrutado últimamente. Un texto de 'The Economist' titulado In search of lost time: Why is everyone so busy?. Diez páginas que merece la pena imprimir, subrayar y hasta pensar sobre ellas (si tienes tiempo...):


"Everybody, everywhere seems to be busy (...) Part of this is a perception problem (...) then is less how much time people have than how they use it". 


"He saw that everyone everywhere was running, running, running,but to where? For what? People were trading their time for all sorts of things, but was the exchange worth it?"


No sé de dónde me viene la curiosidad por el arte. Mi madre estudió Geografía e Historia y se especializó en Historia del Arte en la universidad, pero no recuerdo oírla hablar del tema, más bien a mi padre bromear acerca de la "profundidad" de sus apuntes. En el colegio, en Bachillerato, escogí la rama tecnológica (porque iba para arquitecto...) pero de mí clase solo un amigo y yo escogimos Historia del Arte como asignatura optativa. A mí la asignatura me flipó, pero se ve que no tanto como a él, que acabó estudiándola como carrera. Ahora, mi profesor de batería me regala todos los meses el número "físico" de esta revista (que devora en una tarde). Estas navidades uno de mis tíos me regaló este libro y yo, para complementar su lectura, me compré este otro que había visto en la casa de mi tía. El caso es que en este último vi la imagen que aparece justo debajo de esto que estoy escribiendo (y que tú estás leyendo ahora mismo) y que, aunque no lo parezca, es una obra de arte:

Felix Gonzalez-Torres. "Untitled" (Perfect Lovers). 1991


"Estos dos relojes idénticos fueron programados inicialmente para marcar exactamente la misma hora, pero a medida que el tiempo pasa se van "desincronizando", adelantándose uno y quedándose el otro atrás. Esta pérdida de conexión, imposible de evitar, es la metáfora del trabajo creado por el autor poco después de que diagnosticaron con SIDA a su pareja. El color azul pálido del fondo es, según González-Torres, el color de un recuerdo bonito. La pieza refleja la mortalidad, las relaciones humanas y el paso del tiempo, y como gran parte del trabajo del artista cubano transforma objetos cotidianos en una reflexión sobre el amor y la pérdida".


Y el tiempo pasó... Y yo ahora estoy escuchando esto y no sé si será demasiado tarde...

jueves, 12 de febrero de 2015

TODAS AS CARTAS DE AMOR..., Fernando Pessoa

San Valentín: cita comercial por excelencia de cursis y enamorados de todo el mundo, que aprovechan tan señalada e histórica fecha para celebrar y exhibir su amor... ante los que no tenemos pareja. Pues San Valentín is coming my friend y si hay algo más triste que un día de San Valentín, es un día de San Valentín solo. Eso sí, a tomárselo con humor que, al parecer, la soledad es una cosa que las mentes brillantes necesit(an)amos. O eso leí en El País hace poco. 
Y a propósito de San Valentín, si estáis pensando en escribirle una carta a alguien, tened en cuenta este magnífico poema de Fernando Pessoa que luce en la pared de mi academia de portugués y que me parece que viene muy al caso:

Todas as cartas de amor são
Ridículas.
Não seriam cartas de amor se não fossem
Ridículas.

Também escrevi em meu tempo cartas de amor,
Como as outras,
Ridículas.

As cartas de amor, se há amor,
Têm de ser
Ridículas.

Mas, afinal,
Só as criaturas que nunca escreveram
Cartas de amor
É que são
Ridículas.

Quem me dera no tempo em que escrevia
Sem dar por isso
Cartas de amor
Ridículas.

A verdade é que hoje
As minhas memórias
Dessas cartas de amor
É que são
Ridículas.

(Todas as palavras esdrúxulas,
Como os sentimentos esdrúxulos,
São naturalmente
Ridículas.)


Todas as cartas de amor... - Fernando Pessoa


Y para terminar una historia muy "romántica"... El miércoles pasado, el chaval al que ayudo con los deberes cada semana me pidió ayuda "extraescolar" para conquistar a una chica que le gustaba. Ambos tienen 12 años y sí, su idea era darle un poema. En pleno siglo XXI aún quedan niños así. Yo me callé y por no desilusionarle, prometí traerle un poema al día siguiente. Lo comenté con mis compañeras de trabajo que muy rápidamente encontraron estos versos de Benedetti (como no):

Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las cuatro
y acabo la planilla y pienso diez minutos
y estiro las piernas como todas las tardes
y hago así con los hombros para aflojar la espalda
y me doblo los dedos y les saco mentiras.

Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las cinco
y soy una manija que calcula intereses
o dos manos que saltan sobre cuarenta teclas
o un oído que escucha como ladra el teléfono
o un tipo que hace números y les saca verdades.

Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las seis.
Podrías acercarte de sorpresa
y decirme "¿Qué tal?" y quedaríamos
yo con la mancha roja de tus labios
tú con el tizne azul de mi carbónico.

Lee todo en: Amor de tarde - Poemas de Mario Benedetti

"Va sobre un chico que se lamenta porque la chica que le gusta no está con él mientras está haciendo los deberes por la tarde y se distrae mirando el reloj pensando en quedar con ella. Como tú, vamos", le dije al pobre chaval pudiendo haberle dicho que todas las cartas de amor son ridículas y que lo más probable es que esa chica se vaya con el macarra del barrio. Y cuando sea más mayor, con un macarra con dinero. 
O quizás no. Quizás le guste ese poema y encuentren el amor de verdad. Y se casen y coman perdices y sean felices. Y me den con el amor en las narices. FIN.



domingo, 8 de febrero de 2015

Lo que aprendí en mi primera semana de clases de PORTUGUÉS

El lunes pasado empecé un curso intensivo de portugués en la academia AgoraLingua. En un mes, asistiendo a clases de lunes a viernes 3 horas todos los días, pretendo sacarme los niveles A1 y A2 y conseguir un nivel aceptable del idioma. Algunos de los motivos para estudiar esta lengua y no otras los puse por escrito aquí.

Por si alguno aún no lo sabía, soy gallego y crecí en Vigo, una ciudad que está apenas media hora en coche de la frontera con el país vecino (por eso algunos, a los vigueses, nos llaman portugueses). De pequeño, con mi familia, pasé muchas vacaciones en Portugal y ya más mayor volví a algunos sitios como Oporto, Lisboa y el Algarve. Ahora vivo en Madrid, pero comparto piso con un portugués, uno de mis mejores amigos de la universidad. Así que he escuchado y escucho mucho portugués. Entre eso y que sé hablar gallego pensé que me resultaría fácil aprender este idioma. Pues sí, pero no. Este vídeo me parece una metáfora perfecta para ilustrar la situación (y además sale un portugués): 



Empiezas confiado y te vas dando cuenta de que pronunciar no es tan fácil (una misma vocal puede sonar hasta de tres maneras distintas: abierta, cerrada o nasal). Que resulta que hay palabras que pensabas que sabrías decir por el gallego y resulta que no son iguales ('encontrar' en gallego es atopar pero en portugués es 'encontrar', igual, por ejemplo). Y más "falsos amigos" como 'oficina' que significa "taller" en castellano, 'talheres' que significa 'cubiertos' o cocô que significa 'mierda'. Y acabas "mordiendo el polvo" cuando descubres las diferencias entre el portugués de Portugal y el portugués de Brasil, que por momentos parecen dos idiomas diferentes. En las clases unos días viene una profesora nativa de Portugal y otros días un profesor nativo de Brasil. Aunque es demasiada información de golpe creo que es bueno tener las dos "visiones" del idioma. Además, el profesor de Brasil nos enseña fotos de su país y me entran ganas de irme para allí. Aunque dados mis "orígenes" argentinos ya estoy avisado de que no se llevan muy bien...


También nos pone música brasileña. Algunos temas míticos como este. Otros no tan míticos para mí, pero que me alegré de conocer como este o este otro. Y digno de mención especial es este: 


"Ja sei namorar", una canción de Tribalistas que formaba parte de la banda sonora de uno de los pocos videojuegos a los que "vicié" de pequeño con mi hermano, el FIFA 2004. Que por cierto "Ja sei namorar" no significa, como pensaba, "ya sé enamorar". Significa "ya sé tener pareja" (vòçe namora? en portugués significa "¿tienes pareja?"). Este tema me recordó a otro con clara influencia brasileña y que también aparecía en otro videojuego de mi adolescencia (el NBA Live 2007):


Los Black Eyed Peas... ¡qué recuerdos! El primer disco que me compré con mi dinero fue de ellos ("Monkey Business") en Irlanda, el verano de 2005.  Pero bueno, eso ya es otra historia (los domingos me pongo nostálgico...). 

En resumen, estoy muy contento de haber elegido estudiar portugués. Creo que los idiomas, junto con la música y los deportes, es una de esas tres cosas que toda persona debería dedicar parte de su tiempo a aprender en la vida. No solo por lo que te enseñan, sino por lo que te permiten descubrir. Y con esta reflexión tan "bonita" me despido por hoy. Saludos e boa noite!