domingo, 7 de agosto de 2011

DRAZEN PETROVIC, La leyenda del indomable

"¿Cómo parar a Drazen Petrovic? Evidentemente hay que jugar un buen partido y... rezar" (Lolo Sainz en la previa de la final de la Copa de Europa, 1985).

"Drazen Petrovic. La leyenda del indomable" es el título del libro publicado en 2006 por Juan Francisco Escudero. Recuerdo que por aquel entonces yo no tenía ni idea de quién era Drazen Petrovic. Uno de mis tíos me había pasado unos vídeos de finales de los 80, de cuando Petrovic jugaba en el Real Madrid y se enfrentaba al Barcelona de Epi, Audie Norris, Andrés Jiménez, etc. Hace 5 años yo apenas había empezado a jugar y adentrarme en el mundillo, pero rápidamente aprendí a valorar a los grandes jugadores, históricos, y muchos de ellos iniciadores y precursores de lo que es el baloncesto actual. Poco después de ver esos vídeos se publicó el libro que corona esta entrada y sin dudarlo lo compré y lo leí con la curiosidad del que quiere aprender de un genio.

Por lo poco que pude ver en esos vídeos (apenas unos cuantos partidos Barça-Madrid del año 89) y leer en el libro ya me pude hacer una idea de quién era Drazen Petrovic, de la extraordinaria calidad que tenía y de lo que había significado para el baloncesto, no solo europeo sino mundial. Además, hace poco he podido ver un documental de la ESPN titulado "Once brothers" ("Hermanos y Enemigos: Vlade Divac y Drazen Petrovic") más que recomendable:

"Un jugador como Petrovic era una garantía para el equipo que lo tuviera a su servicio.. Era un ganador nato, sin escrúpulos en la cancha, y con un objetivo: la victoria, pasando de romanticismos y demostrando tener la sensibilidad de un hombre de hielo: “Yo siempre me mentalizo para ganar partidos. Antes en Sibenka y en la Cibona, ahora con el Real Madrid. La gente no está acostumbrada a ver a un jugador con ganas de vencer como yo”.

Y es que Petrovic no sólo era capaz de anotar más de 40 puntos por partido en su equipo, sino que podía dirigir el juego, dar espectáculo con pases de todo tipo y mofarse del equipo contrario de forma que Kicanovic pareciese un gentleman a su lado. Así era Petrovic: disfrutaba el partido celebrando cada canasta, poniendo el corazón en todo lo que hacía y, siempre junto a su hermano, desesperando a afición y equipo rival. De esta forma, introdujo una nueva forma, más pasional y visceral, de entender el juego."

Me quedo con esta última frase y sobre todo con la palabra "pasión". Me encantan los jugadores pasionales. Petrovic era un jugador frío y mortífero jugando, pero celebraba cada canasta como si fuera la única, arengaba al público, provocaba al rival. Era un jugador odiado por sus adversarios e idolatrado por sus seguidores. Me encanta esta imagen de su etapa en los Nets de la NBA:


Drazen Petrovic murió el 7 de junio de 1993 (el mismo día que yo cumplía 2 años) en un accidente de coche en Munich a los 28 años de edad y cuando empezaba a despuntar como estrella en la NBA (había sido nombrado entre los 15 mejores jugadores de la Liga, era el mejor triplista y el líder de su equipo).


Esta entrada no pretende repasar cada una de sus hazañas (como anotar 112 puntos en un partido o mantener medias de casi 40 puntos en ligas europeas), ni todo su palmarés (lo ganó todo con la Cibona: Copa y Liga de Yugoslavia y 2 Copas de Europa consecutivas, campeón del Mundo y de Europa con su selección) sino servir de humilde homenaje a uno de mis ídolos del baloncesto.

"No estén tristes por la muerte de Drazen. Era un genio y los genios viven para siempre."