sábado, 23 de abril de 2011

LOS SENTIMIENTOS ESTÁN INFRAVALORADOS, Como si lo hubiera escrito yo

Quiero pensar que todos pensamos. Bueno, me explico, que todos reflexionamos de vez en cuando. A mí me suele pasar cuando me voy a la cama, cuando me doy una ducha de estas largas o cuando espero al ATSA (que es como darse una ducha larga pero de agua fría). El caso es que a veces pienso (reflexiono) demasiado y me paso de vueltas.
Soy un poco pesimista, vale, pero intento con todas mis fuerzas verle el lado positivo a las cosas después de un primer impacto "negativo". Es como, primero digo: "vaya mierda" y luego me paro a pensar y digo: "oye, pues a lo mejor esta mierda me puede servir para decorar no sé qué...". Digamos que en el fondo siempre trato de darle la vuelta a la tortilla, aunque a veces cueste y ponga la cocina perdida.
Me gusta pensar que la vida es maravillosa y bella y que simplemente consiste en verla a través del cristal adecuado, sin olvidar que hay también un "lado oscuro", que aparece cuando menos te lo esperas, y al que no siempre es fácil enfrentarse y convertirlo en algo provechoso.



La cosa es que llevo una temporada dándole vueltas al tema de los "sentimientos" (me compré un libro y todo, Teoría de los sentimientos morales de Adam Smith, que nunca terminé de leer y que no sé hasta que punto tendrá que ver con lo que estaría pensando).
Me surgió esta frase: "los sentimientos están infravalorados" y la busqué en Google, y la única entrada a la que hacía referencia exacta este cutre aforismo "made in mi casa" es la que comparto a continuación:
Los sentimientos humanos están infravalorados. La gente habla de ellos como si fuesen inútiles canicas de cristal que estamos obligados a llevar en nuestro bolsillo hasta el día en que nuestro corazón deje de latir. Y, en cierta manera, no se equivocan.

Cada canica es única y tan frágil que un simple choque podría quebrarla en cientos de pedazos imposibles de volver a fusionar. Cada canica expresa una emoción vivida, un único e inestable momento en nuestras vidas mortales; todas y cada una de esas diminutas esferas de transparente cristal contiene la huella de nuestra existencia, la razón por la que la vida logra tener sentido, la respuesta a nuestra irracionalidad. ¿Qué sería de nosotros si no fuésemos capaces de amar? ¿Cómo podríamos seguir vivos sin saber lo que significa el dolor? ¿Qué clase de monstruos
seríamos si no conociésemos al detalle lo que es la soledad, la amistad, la lealtad o la traición?

Algunos consiguen desprenderse del peso que supone soportar tal carga, pero eso sólo ocurre cuando la persona ignora su propio potencial. Yo, por ejemplo, jamás he conocido sentimiento más fuerte y destructivo que el amor: mezcla de locura y pasión, confianza y celos, felicidad y dolor…

Yo mismo ignoraba tales habilidades, y como la mayoría, las atribuía a personas débiles e inconstantes. Pero ahora que conozco a la perfección el funcionamiento de mi propia mente, sé lo que soy capaz de hacer.

Sentir es humano. No hay que tener miedo a sentir y no hay nada de malo en ello. Es más, sentir es lo que nos mueve a hacer lo que hacemos. Cada uno siente de diferentes maneras y en diferentes intensidades, y a veces es difícil luchar contra un sentimiento, pero puede ser mejor que convivir con él. Yo creo que es bueno expresar los sentimientos, especialmente los positivos (pero también los negativos); y no solo es bueno sino que es un ejercicio muy recomendable, igual que beber un litro de agua al día o lavarte los dientes después de comer.
Hay mil formas de expresarlos y a veces no hacen falta palabras. Debemos permitirnos nuestros días malos, con su negatividad y su necesidad de canalizar nuestras preocupaciones y agobios de la "menos peor" manera posible. Hacen falta más conversaciones profundas de vez en cuando. Hay que respetar los sentimientos, propios y ajenos. Deberíamos demostrar mucho más sentimiento en un mundo a veces demasiado frío, forzado y distante.