Hace poco fui al cine y está carísimo. Elegir la película que quieres ver se convierte realmente en una inversión importante... ¡Qué son ya 8,20 euros el fin de semana! Y eso si la ves en "plan pobre", en 2D, como quieras verla "como Dios manda", en 3D, ya se te va como mínimo a los 10€... ¡Ah, y olvídate de tomarte nada mientras ves la peli! Que como te dé por comer o beber algo, pongamos que un refresco y unas palomitas, por ejemplo, pues a lo mejor son otros 14€...
A mi me encantaba (¿me sigue encantando?) ir al cine y todo lo que rodeaba la "experiencia". Así que como decía antes, si me voy a gastar semejates cifras en disfrutar de una película, que mínimo que además de entretenerme sea una película que merezca la pena... pero... ¡y cómo saberlo si todavía no la he visto!
Bueno, gracias a la publicidad que se hace de los films podemos hacernos una idea aproximada de lo que podríamos encontrarnos luego en la pantalla gigante. ¡¿Sí, seguro?! Pensemos un poco... las películas son productos de cine ¿no? ¿Has visto a algún vendedor que hable mal de su producto...? Los trailers parecen todos siempre espectaculares, el reparto suele incluir a alguna estrella de Hollywood y los carteles... ¡ay, los carteles!
Todos incluyen referencias a premios a los que están nominadas las películas en cuestión, "el mejor papel de la carrera de fulanito", "una historia tremenda, magnífica, apoteósica y supercalifrajilisticoespialidosa", etc., etc., etc.
Antes existían críticos de cine (independientes) que realmente ponían a caldo a las películas malas y a las buenas las alababan con cautela a la espera de la aceptación popular. Ahora, en medio de un mundo dominado por intereses de todo tipo menos racionales, ya no te puedes fiar ni de tu sombra.
Mi última experiencia: "Los descendientes". Ojalá hubiera visto este cartel a tiempo:
Si los posters de las películas dijeran la verdad... otro gallo iría a ver esa película...
Más ejemplos en:
http://designtaxi.com/news/351446/If-Movie-Posters-Told-The-Truth/
