El "carsharing" es poder disponer de un coche cuando lo necesitas y pagar solo por el uso que le des. Los coches funcionan con una tecnología que permite acceder a ellos mediante una tarjeta electrónica que se le proporciona al cliente al darse de alta en el servicio. Cuando el usuario necesita un vehículo tan solo tiene que acceder a Internet y realizar una reserva por el tiempo que lo vaya a usar. Se le cobrará una tarifa por hora y por kilómetro recorrido. Darte de alta es gratuito y no pagas una cuota mensual, por lo que todo el coste es variable. Puedes pasarte un mes sin usarlo y no pagar nada, no hay costes fijos. Los vehículos se encuentran distribuidos estratégicamente por diversos puntos del centro de la ciudad por lo que tendrás acceso a ellos cerca de donde estés. Otra de las ventajas del servicio es que el precio incluye el coste de la gasolina, del seguro, del mantenimiento y del aparcamiento por lo que para una persona que no dispone de coche o, teniéndolo, hace un uso esporádico del mismo, supone un servicio de gran utilidad. Mucha gente deja de comprarse un coche o vende el que tiene y se pasa al "carsharing". Además de todo esto, el "carsharing" supone un beneficio medioambiental para la ciudad puesto que por cada vehículo de "carsharing" se eliminan en promedio unos 10 coches en circulación. Esto supone menos emisiones de CO2 y menos tráfico. En resumen, el "carsharing" se posiciona como un sustituto del coche privado y un complemento al transporte público, la bicicleta y el ir andando.
