Indies, hipsters y gafapastas es el título del último libro que he terminado de leer y en el que su autor, Víctor Lenore, se queda muy a gusto opinando sobre esta subcultura que algunos confunden con otra cosa.
Bromas aparte, comparto a continuación fragmentos del texto que han llamado mi atención:
Smith explica que el objetivo de su grupo mediático (Vice) es "subrayar el absurdo de la condición moderna". Pocas posturas suenan tan reaccionarias: cuando llegas a la conclusión de que el mundo es un delirio sin arreglo, la única opción con sentido es acumular placer y dinero.
Nuestros abuelos no pensaban que tenían que ser felices en el trabajo. Ahora sí se plantea esta idea de disfrutarlo.
Si queréis leer más de lo que aparece en el libro sin leéroslo entero os recomiendo este texto.
La verdad que podría escribir mucho sobre la cultura hipster y mi relación con la misma. Mis amigos empezaron a referirse a mi como tal creo que en segundo/tercero de carrera (temporada 2010-11), cuando cambié de estilo y empecé a utilizar mis "populares" camisas de cuadros. También me dio fuerte por los calcetines de colores. Me hice un pedido online en su momento, fomentando el crecimiento de un mercado de 2800 millones de dólares (solo en EE.UU.). La barba, otra característica hipster, tuvo que esperar hasta este último año porque fui bastante imberbe hasta entonces (tampoco es que la actual esté mucho más poblada...). También me dejé el pelo largo hasta que me dio para moño (otro detalle que se relaciona con los hipsters). Le he prometido a mi madre que me cortaré pelo y barba pronto. No sé cuándo exactamente, pero sí dónde.
Dicen que un hipster nunca reconocerá que es un hipster e incluso se ofenderá si le llamas así. Yo por desmarcarme (cosa muy hipster) diré que me da un poco igual y que trato de reírme de mí mismo en ese sentido todo lo que puedo. Hace dos años me disfracé de hipster en carnavales. Creo que fue el disfraz más económico de mi vida (porque tenía casi todo ya). Y por cerrar el "círculo" hipster de una vez, lo haré con una historia reciente fruto de la casualidad (que tanto me gusta):
El pasado sábado a eso de las 9 de la mañana (hora portuguesa) llegaba al aeropuerto de Porto via Lisboa y haciendo tiempo para coger el autobús que me llevaría a mi casa en Galicia leí esto en un periódico del día anterior:
Me acordé que en el libro que me había leído la semana anterior se mencionaba a este grupo de música que llegó a mis oídos en 2013 (aunque primero a mis ojos por esta portada). El domingo cogí un Blablacar para volver a Madrid y el conductor y una de las acompañantes me contaron, tan pronto entré en el coche, que el jueves habían ido a un concierto de The National en Santiago y que yo tenía pinta de haber ido también. Les dije que no pero que como casi medio millón de personas en el mundo les seguía en Spotify. Si es que, al final, somos todos igual... de especiales.