Empecé a escribir esta entrada en mayo. Supongo que publicarla hoy hace honor a su título.
Hace poco leía en El País un interesante artículo titulado "La vida sin pausa". En él, su autor, Jonathan Crary, reflexiona acerca de los riesgos de una vida hiperconectada.
Hace poco leía en El País un interesante artículo titulado "La vida sin pausa". En él, su autor, Jonathan Crary, reflexiona acerca de los riesgos de una vida hiperconectada.
"24/7 significa que no hay intervalos de calma, silencio, o
descanso y retiro. Igualmente importante es que se trata de una condición de
exposición y visibilidad permanentes, un mundo iluminado ininterrumpidamente en
el cual nada de lo íntimo puede permanecer oculto o en el ámbito privado".
24/7 nos hace vivir con prisa. Y esta prisa afecta también al amor:
"(...) las tecnologías 24/7 perpetúan la ilusión de un tiempo sin espera, de una instantaneidad a demanda, de adquirir y tener manteniéndose aislado de la presencia física de otros y de cualquier sentido de la responsabilidad que esta pueda conllevar". A mí esto me hizo pensar en Tinder, una aplicación móvil para ligar que ha crecido mucho en el último año y que presenté a mis compañeros hace poco en clase de portugués (podéis ver la presen aquí).
"[24/7] Es sinónimo de la implacable traducción a valor monetario de cualquier intervalo de tiempo posible o de cualquier relación social concebible, de hacer todos los elementos de nuestras vidas convertibles a los valores del mercado". En este sentido me gustó la reflexión de una compañera (la misma que me dejó este libro) en el blog "Parece amor, pero no lo es".
"[24/7] Es sinónimo de la implacable traducción a valor monetario de cualquier intervalo de tiempo posible o de cualquier relación social concebible, de hacer todos los elementos de nuestras vidas convertibles a los valores del mercado". En este sentido me gustó la reflexión de una compañera (la misma que me dejó este libro) en el blog "Parece amor, pero no lo es".
Al principio del artículo que dio pie a esta entrada, había un enlace a otro escrito por Daniel Innerarity titulado La libertad como desconexión. También merece la pena echarle un vistazo. Da para otra entrada... y de alguna manera ya toqué el tema en esta de febrero.
Como cada vez que me ''obsesiono'' con algo, empiezan a aparecerse referencias en lo que hago.
Una, en la exposición del fotógrafo Chema Madoz en la sala Alcalá, 31 en Madrid. Me llamó la atención esta imagen, pues me pareció una metáfora de lo que quería transmitir en esta entrada:
Otra, unos días antes cenando en una hamburguesería nueva en la calle Fuencarral que se llama Burnout y en cuya planta de abajo lucía este cartel:
"Entre despacio"
O este ''tuit'' de la por entonces recientemente elegida alcadesa de Madrid, Manuela Carmena: ''Cuando todo el mundo corre, sé lento'' (dicho Apache).
A veces es necesario pararse y pensar. Publico esto casi cuatro meses después de empezarlo, precisamente porque hoy, en un momento de pausa, llegué a este interesante vídeo de Slavoj Zizek, filósofo y crítico cultural del que no había oído hablar hasta hoy y que me hizo pensar:
No me voy a parar (no hay ironía en esto) en enunciar ejemplos en los que ser lento es una virtud. Tampoco en las veces que pensar antes de hacer sirvió para evitar males mayores. En un mundo en el que la información fluye en tiempo real y parece imprescindible tomar decisiones rápido, dejémonos llevar, aunque solo sea de vez en cuando, por el enorme placer de la lentitud y la pausa, dedicándonos simplemente a pensar. Incluso en nada en particular.
Actualización (9/9/15) Hoy apareció esto en mi timeline de Facebook: http://www.elblogalternativo.com/2009/07/21/elogio-de-la-lentitud-de-carl-honore-vivir-deprisa-no-es-vivir-es-sobrevivir/