Después de inaugurar mi blog con una entrada sobre Risto y un fragmento de su primer libro sé que para mucha gente este blog habrá perdido el poco interés que hubiera podido despertar al hacer click en el link (sin saber qué se iba a encontrar). También sé, que quizás, aquellas personas que se hayan tomado la molestia de leer la entrada completa, se habrán sorprendido al conocer otras facetas de Risto (además de antipático jurado en T.V.) y quizás hayan encontrado, como yo, inspiradora su "oda al fracaso".
Tengo que reconocer que respeto mucho a las personas con ideas. Si estas son diferentes, mucho más. Y si además, son capaces de transmitirlas, expresarlas y compartirlas abiertamente, enriqueciendo a otros, especialmente cuando es inconscientemente, no solo los respeto sino que los admiro. Risto no solo tiene ideas, diferentes, y es capaz de expresarlas, sino que además lo hace de una forma original y rompedora, motivando sin pretenderlo directamente. Por eso no solo merece mi respeto sino mi admiración, más allá de lo bien o mal que pueda caer como "personaje mediático".
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Después de esta enfervorizada defensa del "personaje", me gustaría presentar, no con menos entusiasmo, al "genio". Según el Diccionario de la Real Academia, genio es "aquella persona dotada de una capacidad mental extraordinaria para crear o inventar cosas nuevas y admirables". Roberto Benigni es, según está definición, un genio. ¿Y por qué? Pues por haber tenido la extraordinaria capacidad mental para crear, dirigir y actuar en la inolvidable película "La Vida es Bella".
Me pregunto cuántas personas quedarán aún por ver esta película. O cuántas personas, de las que la han visto, se han conformado con verla una vez. Para mí es, sin ninguna duda, mi película favorita de todas y la única que ha logrado emocionarme de verdad. Mitad comedia, mitad tragedia; y con moraleja: el amor y la imaginación son capaces de transformar cualquier cosa. De las peores situaciones, se pueden sacar las mejores soluciones. Roberto Benigni lo consigue en La Vida es Bella, además de forma poética. La preciosa historia de amor entre Guido y Dora, los toques de humor e ironía del protagonista, el original "juego de los 1000 puntos",... El film está cargado de detalles desde la primera escena hasta la última. Simplemente una obra maestra, que recibió su merecido reconocimiento en forma de más de 50 premios internacionales (entre ellos destacar el Oscar a la Mejor Película Extranjera en 1998, Mejor Actor y Mejor Banda Sonora).
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Y si el fragmento de mi primer post hablaba sobre el fracaso, este trata sobre el éxito de levantarse después de haber caído. El éxito de buscar lo mejor en lo peor... y encontrarlo.