domingo, 12 de julio de 2015

AMNESIA, Me olvidé de olvidarte

El otro día leí este titular:


Me recordó una lectura ya mencionada en este blog (y también en el artículo):

"Internet ha tenido un efecto directo sobre cómo percibimos las cosas y sobre cómo nuestro cerebro recibe y procesa la información. (...) Nicholas Carr, señala que los recuerdos tienen ahora mucho más difícil pasar de la memoria temporal a la de largo plazo porque las [personas] han asumido que ya no necesitan memorizar toda esa información y por tanto nuestros recuerdos son mucho más superficiales.".

Resulta paradójico que la misma herramienta que nos está haciendo perder nuestra capacidad de recordar las cosas, no nos deje olvidar otras: como a las/los ex. Mauren O´Connor escribe sobre este tema en un artículo largo, pero revelador, en el que describe una nueva generación, la del social media, que nunca rompe del todo con su pasado amoroso:

"There was a time when staying in touch was difficult. Exes were characters from a foreclosed past, symbols from former and forgone lives. Now they are part of the permanent present. (...) All my exes live online, and so do their exes, and so do their exes, too. I carry the population of a metaphorical Texas in a cell phone at all times."

Cuando hablamos de recuerdos o de memoria y lo relacionamos con el amor me resulta imposible no acordarme de la película Memento y esta escena:


I don't even know how long she's been gone. It's like I've woken up in bed and she's not here... because she's gone to the bathroom or something. But somehow, I know she's never gonna come back to bed. If I could just... reach over and touch... her side of the bed, I would know that it was cold, but I can't. I know I can't have her back... but I don't want to wake up in the morning, thinking she's still here. I lie here not knowing... how long I've been alone. So how... how can I heal? How am I supposed to heal if I can't... feel time? 

"¿Cómo me puedo curar?", se pregunta el protagonista.
Preguntar, igual que recordar, a veces duele.

domingo, 5 de julio de 2015

Mudanzas, NOSTALGIA


Hace poco tuve que hacer una mudanza. Hacía bastante que no hacía una tan grande y sobre todo una que me provocara tanta nostalgia. Creo que hay pocas cosas que provoquen más nostalgia que una mudanza. Sobre todo cuando te vas de un sitio en el que te hubieras quedado toda la vida. Ir cerrando etapas para empezar otras nuevas, en eso parece que consiste la vida. Bueno, y en tratar de ser felices entre medias. Pero ese es otro tema y ya si eso hablaremos de él por aquí en otra ocasión.

Hoy me apetece centrarme en la sensación que se siente cuando se mira hacia atrás. Hace unos días al entrar en Facebook, la red social me recordaba una foto de hace 2 años. La foto de mi orla universitaria. Muchas cosas han cambiado desde entonces... empezando por mi aspecto!




Un artículo de la revista Vox (que marqué como favorito hace más de dos meses en Twitter y al que recurro ahora para escribir esta entrada) desarrolla muy bien el tema de la nostalgia en la era 2.0 a través de la historia de Timehop, una aplicación que recoge viejas publicaciones de tus redes sociales y te las muestra en el presente. El autor del texto, Joseph Stromberg, nos invita a entrar en nuestro Facebook (no en la app móvil, sino en nuestro desktop), ir a nuestra foto más reciente y pinchar en la flecha de la izquierda.

En mi caso me "teletransporto" siete años atrás, concretamente a mayo de 2008. En la foto aparezco con compañeros de baloncesto de mi colegio. Casualidad o no, en mi foto más reciente también aparezco con compañeros de mi equipo de baloncesto, coincidencia que me alegra, pues hay ciertos vínculos del pasado que uno no quisiera perder nunca.

La RAE define nostalgia, en su segunda acepción, como la "tristeza melancólica originada por el recuerdo de una dicha perdida". En una de mis escenas favoritas de Mad Men, Donald Draper define nostalgia como lo hacían los griegos: "literalmente, el dolor de una vieja herida".


En ese sentido, a la nostalgia se le atribuye un cariz negativo. A pesar de ello, hay algo que nos obliga a mirar al pasado y la publicidad lo sabe. Hace poco leía en la prensa el siguiente titular:


La nostalgia vende. "Es delicada... pero potente", dice Draper. 
Pero, aparte de para vender, ¿para qué es buena la nostalgia?, se preguntan en este reportaje de la BBC.

Empecé hablando de una mudanza y precisamente haciendo una, mientras iba en el coche, sonó esta canción de un CD de mi hermano.

 Así comienza la canción. Y así termino yo. 
Deseando que cualquier tiempo futuro sea (todavía) mejor.