" ... Sólo la casualidad puede aparecer ante nosotros como un mensaje. Lo que ocurre necesariamente, lo esperado, lo que se repite todos los días, es mudo. Sólo la casualidad nos habla."
Hoy me levanté como cada viernes para ir a clase (perdonad que esta entrada sea casi un diario-autobiografía). Cuando me enfrenté a la primera gran decisión de cada mañana, qué ropa ponerme, comprobé que tenía todas las camisetas o sucias o arrugadas en el sillón, así que decidí enfundarme mi polo de rugby de los pumas (selección argentina).
Como cada mañana desayuné y salí dirección boca de metro para ir a la universidad. Bajando las escaleras del metro un tipo se me quedó mirando. Se me acercó con su compañero y me preguntó si jugaba al rugby. "Bonita camiseta". Le dije que lo "intentaba". Me contó que era neozelandés (país donde el rugby es una religión) y empezamos a hablar del Mundial, de cómo Nueva Zelanda eliminó a Argentina, etc. Inconsciente de lo limitado de mi juego, me ofreció ir a entrenar con su equipo los "Madrid Barbarians" y yo le sugerí organizar un amistoso contra el equipo de mi Colegio Mayor. Comprobé que su español era limitado y empezamos a hablar en inglés. Me presentó a su amigo, que era australiano, y me dijo que era profesor de inglés en Madrid. Nos dimos los teléfonos para permanecer en contacto y nos despedimos en una parada de metro. Yo seguí hacia clase, más feliz que una perdiz con mi nuevo "amigo de rugby" neozelandés.
El rugby es un deporte que empezó a llamarme la atención al empezar la universidad. Debido a mi físico nunca me planteé practicarlo, pero de ver partidos siempre tuve las ganas de probar algún día. Desde luego los valores del rugby son destacables y el sentimiento de equipo es increíble. Este año me he animado he ido a entrenar un par de veces con el Colegio Mayor. Todavía es pronto para "autojuzgarme", veremos que pasa este domingo, que tenemos el primer amistoso.
Llevo apenas un par de semanas metido en el "mundillo" del rugby. Quién lo diría... Es una casualidad encontrarse a un neozelandés en el metro de Madrid. No es tan casual que juegue al rugby, pero es casual que por haberte puesto el polo de los pumas llamaras su atención. Y por estar en la misma parada de metro, a la misma hora, el mismo día y en las misma escaleras. Acabo de llegar a casa después de haber ido con el capitán de mi equipo a verles entrenar. Si no me hubiera puesto ese polo esta mañana mi día hubiera sido totalmente distinto.
” La casualidad nos da casi siempre
lo que nunca se nos hubiere ocurrido pedir."