Llevo desde los 17 años dedicándome a crecer y mejorar como dibujante. Con 22 años me fuí a vivir en una habitación de 6 metros cuadrados de un piso compartido y empecé a currar a destajo para ser un adulto económicamente independiente, dejándome la piel en encargos mal pagados y teniendo que hacer horas extras de camarero para llegar a fin de mes.
Hace un año comencé a definir mi proyecto para el cómic y el video de Españistán. Desd
e entonces he estado currando los 7 dias de la semana, 10 horas al día, sin saber lo que era un festivo, esforzándome en dar lo máximo de mi mismo. Y aún así tuve que llegar a pedir dinero prestado a mis padres porque las facturas impagadas de algunos clientes ascendían ya a más de 3000 €, y apenas podía llenar el maldito estante de mi nevera compartida.
Cuando por fin el cómic salió a la venta hace un mes, mientras estaba ultimando el
video de promoción que me ha costado los ahorros de dos años, constaté con horror que el cómic no llegaba a las tiendas, y cuando llegaba lo hacía en stocks ridículos de 3 ejemplares que al agotarse, no eran repuestos hasta al cabo de 15 días (una eternidad en la actual época de la inmediatez). Incluso unos conocidos grandes almacenes en su sede más importante de Madrid se negó a vender el cómic por considerarlo “inapropiado”.
Peajes y más peajes que debe pagar cualquier autor novel y desconocido que lucha
por dar salida a una obra que es relegada a los rincones más invisibles de las tiendas, compitiendo con superventas que ocupan los escaparates en stocks de más de 100 exemplares a un precio irrisorio. Si no conseguíamos vender suficientes ejemplares, el stock sería devuelto, las tiendas no pedirían más ejemplares, y el proyecto fracasaría. Hastiado, y agotado física y mentalmente, me pasé una tarde entera llorando de rabia.
Pero era demasiado tarde para rendirse, así que finalicé el video con mi equipo de
animación y lo colgamos en la red, hoy hace una semana exacta. Acababa de echar mi última carta, mi apuesta a todo o nada.
Y entonces ocurrió la magia.
Sin saber muy bien cómo, el video empezó a correr como la pólvora por las
redes sociales y se dispararon enseguida los visionados y los comentarios sobre el video en twitter hasta el punto de convertirlo en trending topic durante todo el jueves 26. Ese mismo día mi canal de Youtube fué el más visitado del país, con más visionados que el canal oficial del Barça a dos días de la Champions y que el canal oficial de Estrella Damm justo cuando está lanzando una agresiva campaña de marketing con canción del verano incluida.
Desde entonces, el video ha sido comentado, retuiteado, linkado y enviado por mail miles de
veces; ha sido portada de periódicos generalistas, ha sido comentado en prensa económica, en foros de guardia civiles, en webs de cómic, en páginas de motos y coches, en portales inmobiliarios, en blogs, tumblr’s, emisoras de radio y canales de televisión. Ha llegado al extranjero, se ha subtitulado al inglés y al italiano gracias a gente voluntaria, y está siendo mostrado en algunos institutos durante la clase de economia.
El boom ha sido tal que mi editorial ha convocado de urgencia una reunión de crisis con la distribuidora para que en menos de una semana todas las tiendas tengan suficiente stock para cubrir el disparo de la demanda, mientras ya está encargada la segunda edición.
Y hoy, 7 días depués de colgar el video, que ha sido visionado más de 2.000.000 de veces entre los del canal original y los videos clonados, vuelvo a llorar, pero de alegría.
Este último año me ha dejado exhausto. Pero os juro, aunque sea lo último que haga, que no voy a descansar hasta que todos y cada uno de los lectores que lo desee tenga en sus manos un ejemplar del cómic.
Gracias infinitas a todos por vuestro apoyo. Sin vosotros no soy nada.